Si tenemos dificultad en saber cómo se escribe una palabra, lo mejor es utilizar el diccionario. Los errores ortográficos pueden deberse a distintos factores: palabras muy alejadas del vocabulario básico, alto grado de arbitrariedad, poca correspondencia sonido/grafía, problemas auditivos de un alumno en concreto, desconocimiento de la regla, olvido... Guerrero, Pérez y Ríos (2010) afirman que para solucionar las dificultades que tienen los alumnos con la ortografia hay que conocer el origen del problema. Lo mismo piensa Molinero (2010), si se conoce de donde viene el problema, se podrá proponer una solución y poner fin a la situación de fracaso que viven hoy en día muchos estudiantes. Por último, García (2011) afirma que hasta los alumnos más inteligentes comenten faltas de ortografía y es debido a los factores siguientes:
El error ortográfico se convierte en fuente de información, porque su observación aclarará el nivel de conocimientos del alumno, así como aportará información para que el maestro reoriente la enseñanza de la ortografía y se ajuste a las necesidades específicas de los 12 alumnos. Además, el niño, cuando ya no tenga miedo a equivocarse, escribe y sabe que tendrá la oportunidad de buscar, de investigar y de aprender (Camps et alt, 1990). Como afirma Martín Vegas (2018, p. 82), "sigue teniendo relevancia la ortografía en la sociedad actual, donde la difusión de mensajes escritos por telefonía móvil o chats consiente los errores en la ortografía, especialmente por omisión de tildes". El dominio de la ortografía solo se alcanza con el hábito de la lectura, la consulta del diccionario y la práctica de la expresión escrita. Se dice que nadie llega a dominar la ortografia de todas las palabras existentes. Según Palou y Fons (2016, p. 208), debemos pensar en una ortografía que se aprende observando, comparando, buscando semejanzas, reflexionando, sobre todo en contextos que tengan sentido.
Motivos que explican la deficiente ortografía de los alumnos según Prado (1998, p. 312):